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Diego García, Estudió batería con Horacio Gianello, Claudio Loza, percusión folklórica con Diego de la Zerda, Interpretación Orquestal con Gerardo Chiarella. Tocó en bandas Under Rock como, De Flow (editando Piedras de Sangre 1996), Rhun, (Subunder 1998 , Morning Marker 2000) con giras por el interior del país, Awamono (EP, The Real World 2002). Experimenta en jazz con diferentes formaciones, Pablo Sanguinetti Trío, editándose (Buscando 2006), Roque Fourcade Quinteto, Pancho Caratino Trío, Santi Villalba Trío, Claudios Ríos Cuarteto, Diego Pérez Trío, Flo Graselli Quinteto.(presentaciones en el Festival de Jazz de Buenos Aires , La Pataia, Punta del Este). Trabajó como sesionista en distintos proyectos musicales ( Iconos Big Band, Fue culpa del amor). Ha formado parte del grupo de la cantautora Flopa Lestani (Emoción Homicida 2008) (Teatro N/D Ateneo , Centro Cultural Rojas) junto a Juan Ravioli, Fernando Kabuzacki, Marcos Roca y Rodrigo Guerra. Se dedica a la enseñanza de la batería en su estudio particular y en el E.I.D.M desde 1998.

lunes, 7 de julio de 2008

CANCIÓN DE LA NOCHE CALLADA.

En la noche balsámica, en la noche,
cuando suben las hojas hasta ser las estrellas,
oigo crecer las mujeres en la penumbra malva
y caer de sus párpados la sombra gota a gota.
Oigo engrosar sus brazos en las hondas penumbras
y podría oír el quebrarse de una espiga en el campo.
Una palabra canta en mi corazón, susurrante
hoja verde sin fin cayendo. En la noche balsámica,
cuando la sombra es el crecer desmesurado de los árboles,
me besa un largo sueño de viajes prodigiosos
y hay en mi corazón una gran luz de sol y maravilla.
En medio de una noche con rumor de floresta
como el ruido levísimo del caer de una estrella,
yo desperté en un sueño de espigas de oro trémulo
junto del cuerpo núbil de una mujer morena
y dulce, como a la orilla de un valle dormido.
Y en la noche de hojas y estrellas murmurantes,
yo amé un país y es de su limo oscuro
parva porción el corazón acerbo;
yo amé un país que me es una doncella,
un rumor hondo, un fluir sin fin, un árbol suave.
Yo amé un país y de él traje una estrella
que me es herida en el costado, y traje
un grito de mujer entre mi carne.
En la noche balsámica, noche joven y suave,
cuando las altas hojas ya son de luz, eternas...
Mas si tu cuerpo es tierra donde la sombra crece,
si ya en tus ojos caen sin fin estrellas grandes,
¿qué encontraré en los valles que rizan alas breves?,
¿qué lumbre buscaré sin días y sin noches?
(AURELIO ARTURO.)